Entro para contaros que ayer nuestro hijo se puso contentísimo porque Cookie le dio un besito
. Estamos emocionados por los dos, porque hasta ahora Cookie no ha dado besitos a nadie (tampoco hemos visto que lo haga con Coche de Carreras, aunque vaya usted a saber... las noches en la conejera son largas y frías
). Parece que ya son oficialmente amigos, porque hoy el niño iba persiguiendo a Cookie para acariciarlo y darle chuches y él le recompensaba con lametones
.
De toda la familia, el peque es el que menos interactúa con Cookie, y quizá eso ha sido la clave. Los malvados adultos le hemos hecho todo tipo de perrerías: untarle pomadas pringosas en las patitas, juntarlo con extraños conejos blancos invasores, meterlo en el transportín para llevarlo a sitios desconocidos (uno de ellos ya no tan desconocido, donde le hacen todavía más perrerías), plantarle en los hocicos y la barriguita gasas que olían muy raro... Y aun así Cookie nos busca y nos da con el morrete pidiendo mimos y rascaditas. El peque no le ha hecho nada pero han compartido muchas tardes en la buhardilla, el niño y su papá jugando con los legos y las figuritas, Cookie trotando como loco entre los juguetes, emocionadísimo y olisqueándolo todo.
Y yo estoy muy contenta porque nuestro hijo ya pasaba bastante de los conejos y ahora está encantado con Cookie (porque curiosamente Coche de Carreras pasa bastante de él). Y yo encantadísima de ver que se llevan tan bien
.
Tengo que hacerle una foto en el "Parque temático Legolandia-Conejil", a Cookie lo tiene fascinado. Y eso que los juguetes ni son suyos ni son para conejos, pero lo vuelven loco
, en cuanto nos oye subir se planta en la puerta de la terraza al acecho, cual perrillo fiel, hasta que le abrimos para que entre a jugar. Coche entra, se da un paseo y sale otra vez, en plan "bah, esto ya me lo conozco y no es tan interesante", pero Cookie nunca se cansa de explorar la buhardilla y sus misteriosos tesoros de brillantes colores
.